Antonio Campos tiene un familión y es otro de nuestros protagonistas del spot Colecta 2012. Vive con su esposa y siete hijos en Taruy, una pequeña comunidad rural de Añatuya conformada por doce familias.
Con la ayuda de Cáritas se logró realizar depósitos de agua y aljibes; el agua se consigue a través de tanques cisternas de la municipalidad de Matará. Algún tiempo atrás, sus habitantes consumían agua del río, ahora sólo la utilizan para los animales y el campo.
Sin embargo, Antonio no se rinde y se dedica a realizar trabajos de campo y, cuando el intenso calor no lo permite, a la artesanía: “Yo creo que, vida digna sería que todos tengamos una igualdad más o menos equilibrada. Tener, no sé si todas las comodidades, pero una casa en buen estado, educación, salud y un buen trabajo.”
Antonio, su esposa, hijos y el resto de las familias de Taruy, a pesar de las diferentes situaciones de adversidad y postergación que les toca vivir, son testimonio de esfuerzo, lucha y optimismo. La esperanza que nos mueve a todos los que colaboramos en Cáritas.
Cuando el intenso calor no permite trabajar el campo, Antonio se dirige cada mañana a la casa de su madre, donde dedica largas horas al trabajo artesanal. “Cuando empiece a bajar la temperatura nos dedicaremos más al campo que a la artesanía, hacemos un poco de agricultura y tenemos un proyecto para hacer el cerramiento del campo”, afirma mientras talla una cruz en madera de mistol, “la cruz catequística de Matará, que es una reliquia que viene de varios siglos”, explica.
Al menos una vez por mes, las doce familias de la comunidad se reúnen para organizarse, Antonio como referente destaca la organización que, desde hace ya varios años, lograron. “Creo que el estar relacionado con una familia y otra es muy bueno para nosotros porque nos ayuda mucho a crecer. Como organización hemos crecido y vamos aprendiendo tanto en capacitaciones de trabajo, de técnicas y de lo que hace falta aquí en el campo”.
“Vida digna… que todos tengamos igualdad más o menos equilibrada. Tener, no sé si todas las comodidades, pero una casa en buen estado, educación, salud y un buen trabajo. Yo creo que eso sería tener una vida digna”, concluye.
Cruz de Matará, es una delicada pieza de madera, de 47 por 17 cm, hallada en la inmediaciones de Matará, localidad santiagueña que toma su nombre de los antiguos y originarios habitantes de la zona.
Fechada en torno a 1594, esta cruz es la más antigua conocida en América, y constituye un testimonio del temprano esfuerzo evangelizador de los misioneros jesuitas, que de la mano de San Francisco Solano y Alonso Barzana (o Barcena), convertirían a Santiago del Estero en la primer.