miércoles, 6 de junio de 2012

ARTESANO DE LA VIDA! - TESTIMONIO DE "JOSÉ" - "POBREZA CERO - VIDA DIGNA PARA TODOS"


Artesano de la vida


José Luis Campos vive en Taruy, una localidad rural ubicada a unos 70 kilómetros de la ciudad de Añatuya. Además de dedicarse a las tareas propias del campo, es un artesano que confecciona artículos en cuero tales como cinturones, bolsos, billeteras o llaveros, que luego comercializa para obtener ingresos complementarios.

José trabaja el cuero de oveja, cabra o cabrito, y también de animales como el gato montés, la boa, o el chancho salvaje que suelen merodear por los campos. El proceso incluye el curtido, la costura de las piezas, y el pulido final, dando lugar a piezas de excelente terminación y calidad.

“Aquí, en la comunidad –relata José- somos doce familias. Es una comunidad que está organizada desde hace varios años, allá en la época de los ochenta, y gracias a eso se consiguen muchas cosas. Hay un plan del gobierno que es “Pro-Agua”, por ejemplo, y hemos conseguido para hacer unos aljibes. También logramos, a través de otro programa del gobierno, un proyecto para hacer los cerramientos de las parcelas del campo de lo que es nuestra tierra”.

Al hablar de la historia de su comunidad, José rememora: “Hace bastantes años éramos muchísimas más familias, treinta o cuarenta. Lamentablemente, muchas han tenido que emigrar en busca de trabajo porque en la zona había poco que hacer y tenían que irse a otra provincia o a Buenos Aires para conseguir trabajo y ahí empezar a hacer su vida. En el caso mío, yo he tenido la posibilidad de quedar en este lugar porque aquí vivieron mis abuelos, pero en aquellas épocas no existía esto de organizarnos y ver qué podemos hacer para conseguir cosas. A lo mejor esa era un poco la falla de nuestra comunidad, de nuestros antepasados. Por eso ahora pienso que tenemos que empezar a trabajar, a hacer cosas para que a nuestros hijos no les pase lo que les pasó en aquella época a esas familias que han tenido que irse”.

José habla por experiencia, porque él también salió a buscar nuevos horizontes. “Yo he sido de aquellos que emigraron, pero Buenos Aires es rápido, veloz, es muy traqueteado, para decirlo a lo criollo. En mi caso, yo trabajaba en una obra: a las tres o cuatro de la mañana tomaba unos mates y salía de casa, para volver a las doce de la noche. Yo lo que veía es que tenés que andar a las disparadas. He vivido allí varios años pero extrañaba el pago, eso no era para mí. Aquí no tenés que vivir corriendo, te levantás y andás libre. Aquí me he hecho, aquí he nacido y aquí tengo que morir”, afirma con convicción.

Como padre, las preocupaciones de José, son las mismas que viven cotidianamente los añatuyentes. “Mi hija tiene 13 años, explica. Nosotros tenemos aquí en la comunidad la escuela primaria, hasta sexto. Y si quiere seguir la escuela tiene que ir al pueblo de Matará a catorce kilómetros. Y lamentablemente, tiene que ir y venir todos los días. Hoy lo está haciendo en una motito porque he tenido la posibilidad de juntar unos pesos y comprarla para que vaya a la escuela. Como todo padre, uno siempre quiere que el hijo sea un poco mejor, darle la posibilidad de ir a la escuela, estudiar y tener algún título. Pero también es un problema porque aquí no va a conseguir trabajo y por eso los hijos se nos van”.

A pesar de las dificultades, la comunidad de Taruy, mira hacia el futuro: “con Cáritas de Añatuya hemos tenido un proyecto y varias capacitaciones, y hoy tenemos la posibilidad fabricar los ladrillos ecológicos, para construir nuestras casas. Con ellos ya hemos levantado nuestra propia capillita. Para la comunidad es muy importante porque como cristianos, siempre tenemos que tener un lugar donde nos encontramos con Dios. Y hace muchísimos años, cuando era joven, hemos hecho una comisión de jóvenes para trabajar, pensando en hacer ese lugarcito para Dios. Y después tanto tiempo ese proyecto se ha concretado”, concluye José.






lunes, 4 de junio de 2012

TESTIMONIO DE "ANDREA" - "POBREZA CERO - VIDA DIGNA PARA TODOS"

Protagosnista del spot publicitario Colecta 2012


Andrea vive con su marido y sus cuatro hijos en el barrio Colonia Osvaldo.

“Vivimos acá hace siete años, en un ranchito prestado y de lo que se puede. Mi marido trabaja en una ladrillería, vivimos, con lo que él trabaja y yo recibo el plan y con eso lo ayudo, porque lo que gana es muy poco. Trabaja de lunes a sábados, ocho o nueve horas. Entra a las cuatro de la mañana o a las seis y trabaja hasta las cuatro de la tarde y, a veces, cuando llueve no puede trabajar. Hacemos economía para que nos alcance la plata. Los chicos van a la escuela y la chiquita este año va a ingresar al jardín”, describe Andrea Fernández.



Desde que estoy viviendo aquí, los vecinos son buenos conmigo, tengo buenas amistades, los chicos juegan, se divierten, salimos a pasear. A través de un proyecto, recibimos ayuda de Cáritas y además ellos vienen a visitarnos, me hacen preguntas, sobre los chicos, cómo andan, qué necesitan. A veces si preciso algo, voy yo directamente a la señora que vive a tres casas, quien es referente de Cáritas en el barrio”, explica.




“Yo quisiera una vivienda propia, la dueña de casa nos pregunta si no tenemos algún terreno, si no procuramos hacernos una casa. Pero ahora, en la situación en que estamos, mi nena tiene problemitas de corazón, cada dos meses la llevamos a Santiago a control o a veces nos mandan a Tucumán. Toma tres medicamentos y a veces no nos alcanza para comprarlos. No tenemos para hacernos la vivienda”, expresa.


“Yo creo que no tengo una vida digna por la situación y por cómo vivo”, sostiene Andrea.

ENTREVISTA A "MIGUEL" - BARRIO LA LEÑERA - "POBREZA CERO - VIDA DIGNA PARA TODOS"

Protagonista del spot publicitario Colecta 2012

Estamos con Miguel Ángel Giménez, de Añatuya, profesor de música en un proyecto de Cáritas diocesana de Añatuya y queríamos que mínimamente nos compartas tu sensación, qué significa para vos verte reflejado hoy en ese afiche que va a recorrer todo el país, interpelando, pidiendo que se sumen a Cáritas en todos los emprendimientos, en todas las realizaciones que Cáritas quiere hacer a partir de ese lema que nos ha convocado: Pobreza cero, vida digna para todos.

Miguel: “En primer lugar, me ha causado una alegría inmensa y una emoción, también, ver ahí a los chicos, ver a las familias. Y también un poco, mostrar la realidad que vivimos en esta comunidad, acá en nuestra diócesis. Para mí ha sido algo muy lindo, muy impactante. Y creo que va a servir para todos, para saber que todos podemos ser solidarios, que todos podemos ayudar”.

¿Te imaginaste alguna vez participar en algo como esto? ¿Qué te llevás de todo lo que viste hasta ahora con más de sesenta y dos diocesanas que están participando de este encuentro desde distintos puntos del país?

Miguel: “La verdad, es la primera vez que participo y lo que me llevo más que nada es el ánimo de seguir adelante. Saber, definitivamente que hay gente como yo, como la gente que está trabajando en Cáritas de Añatuya, que en otras diócesis muchas personas trabajan por el bien común, por las personas, por los más necesitados. Eso me ha impactado, saber que no estamos solos sino que estamos con gente con ganas de trabajar, de luchar, de ver un mundo, una patria mejor”.