domingo, 19 de mayo de 2013

Historia de los protagonistas: Cintia!



Cintia Cuya tiene 20 años, vive con sus abuelos y sus tíos, cursa el tercer año del Polimodal y participa de las diferentes tareas agropecuarias que se desarrollan en la Granja Agro-ecológica Los Tamariscos, que Cáritas Bahía Blanca lleva adelante hace diez años. 


Cada mañana Cintia comparte unos mates con su abuela antes de ir a la Granja, donde a partir de una beca social otorgada por Cáritas, realiza diferentes actividades. “Para mi futuro pienso estudiar para ser Ingeniera Agrónoma porque me gusta mucho la granja, las plantas, todo lo relacionado con eso. Quiero meter fichas a esto y ver qué pasa el día de mañana”, expresa entusiasmada.


Cuando Cintia comenzó a participar de las actividades en La Granja era la única mujer, pero eso no resultó ser un obstáculo para ella porque desde el primer día se siente muy cómoda y lo disfruta mucho: “Hay muy buena onda, compañerismo, trabajo en equipo, planificación y mucha tarea”, afirma y detalla: “Le damos de comer a los animales, trabajamos la huerta y un montón de cosas más, algunas que no nos gustan demasiado pero hay que hacerlas y con voluntad y esfuerzo también las realizamos”.



“La Granja te ayuda mucho, a crecer y a aprender. Es un lugar donde te sentís bien porque haces cosas, estás con gente y compartís mucho: charlas, alegrías y también cuando tenés algún problema, porque te escuchan y te dan fuerzas para seguir adelante. Hay mucha contención acá, es como una segunda familia, más que compañeros de trabajo son amigos”, destaca.


Historia de los protagonistas: Emanuel!



 Emanuel Onoratto realiza diferentes actividades en La Granja Agro-ecológica Los Tamariscos que Cáritas Bahía Blanca desarrolla con el objetivo de insertar a jóvenes en el ámbito de labor rural. Con el apoyo y la contención de un grupo de profesionales Emmanuel, y otros jóvenes, desempeñan allí diferentes tareas de huerta y ganadería.
Emmanuel cuenta con el apoyo de su familia que lo alienta a seguir con las tareas de la granja: “Somos una familia muy unida, todos hacemos algo para ayudarnos entre nosotros: Mi mamá hace bolsas de cartón con mis tres hermanas, que además estudian. Mi papá con mis dos hermanos y mi primo, que se vino a vivir con nosotros hace tres años y ya forma parte de la familia, son pescadores en el puerto de Bahía y yo estoy acá en la granja.”
Todos los días Emmanuel se levanta temprano, comparte unos mates y charla con su mamá antes de ir a La Granja.  Al llegar, entre mates se organizan y dividen las tareas: “Empezamos a darles de comer a todos los animales hasta el mediodía. Dos días a la semana estoy hasta la tarde y realizo otras tareas antes de ir a la escuela. Estoy haciendo el secundario nocturno, entro a las 8 y salgo a las 11.30, 12 de la noche”, explica.


Su amigo de la infancia fue quien le habló de la Granja y lo invitó a conocerla. “Así fue que un día vine y me encantó, hablé para entrar y ya me quedé.  El lugar es tranquilo, hay mucha paz: cuidar los animales, la huerta, las producciones, me re gusta. Después fuimos llamando a otros amigos para que vinieran a conocer y aprender y se fueron sumando. Ahora todo el grupo de amigos estamos acá y es fantástico”, comparte.

“La Granja me ayudó en miles de cosas, con mi papá coincidimos que desde que entré me cambió la vida, aprendí un montón de cosas, pasé de ser un pibe de barrio a tener una responsabilidad y hasta el hablar me cambió. Yo tenía cero responsabilidad y eso es lo primero que aprendes acá. Además, compartimos mucho, el coordinador nos habla, nos aconseja y todo esto te hace crecer y aprender cosas para tu vida personal”, asegura.
“No sólo te prepara para criar un animal y a hacer huerta sino también a hacerte responsable porque es tu trabajo. Por ejemplo, los animales no son lo mío, pero es mi responsabilidad, tengo que cuidarlos, alimentarlos y fijarme si alguno está medio apestado, revisarlo, ver qué tiene, apartarlo y vigilarlo, para ver cómo evoluciona”, describe.


Historia de los Protagonistas: Ernesto!



Ernesto Barrigas tiene 57 años y su testimonio de vida evidencia su fortaleza, sus esperanzas y las ganas de seguir adelante. “Yo tengo una historia que es tremenda, se me murió un hijo, me quedé ciego y perdí una casa. Pero tengo mucha fe y siempre supe que iba a poder con todo eso. Así llegué a Cáritas, dónde encontré mucho apoyo y ellos me ayudaron a volver a tener un hogar.”



Hace más de 25 años y luego de mucho esfuerzo, esperas y trámites, Ernesto fue beneficiario de un plan de viviendas. “Pasó por todos lados ese proyecto  hasta que Cáritas lo aceptó para ayudar a muchas familias que querían tener su casa y no podían comprar ni si quiera los materiales. Era una oportunidad para más de 20 familias que vivían en condiciones no dignas, pasaban frío, calor y muchas otras necesidades”, describe.



 El entusiasmo y la solidaridad caracterizaron a Ernesto al momento de edificar su casa y compartía con otras familias el trabajo de construcción cotidiano y la esperanza de un hogar: “Con Cáritas trabajamos mucho, nos apoyó para hacer un salón donde nos reuníamos y hacía de comedor comunitario. Gracias a Dios, a los niños nunca les faltó un plato de comida. Cáritas trabajó mucho en este barrio, nos ayudó a hacer todo, y para tener luz, agua y otros servicios”, destaca.


 “A mí los vecinos me eligieron como representante del barrio, yo tenía que ver la forma de que el barrio saliera adelante. Venían familias que estaban muy mal, que no podían pagar nada más que el alquiler, pero era gente de trabajo y se demostró cuando en un año desaparecieron casi el noventa por ciento de los ranchos de chapa,” sostiene.


Ernesto invirtió su trabajo y su tiempo durante cuatro años en el proyecto de tener su casa propia. “Finalmente, logré tener mi casa pero en la vida a veces hay cosas que vienen que uno no las espera. Fue en ese momento en el que me quedé ciego, estuve casi los cinco años sin ver y en ese lapso, perdí mi casa, mi familia y quedé solo, solo, solo”, recuerda.

“Me fui a Bariloche porque allí tenía unos hijos y posiblemente me podrían operar allá. Pero no me pudieron hacer nada y me tuve que volver con un bolsito al hombro no más. Y acá anduve de casa en casa, viviendo una vida que no se la deseo a nadie. Al estar ciego, uno mismo se siente un inútil y mucha gente también lo mira así, porque la persona no puede hacer nada”, relata.

“Pero, gracias a Dios tuve la suerte -y eso me queda en el corazón- de que en Cáritas me conocieron todos esos años y supieron que yo siempre trabajé con mucho esfuerzo. Pienso que Dios puso las cosas en su lugar porque ellos vieron lo que necesitaba, yo había tenido mi casa y la había perdido por la desgracia de la ceguera. Ahí fue cuando Cáritas me entregó el lote y me vine ciego todavía a vivir en un ranchito de chapa y empezar de nuevo”, detalla.

Ernesto, hombre de mucha fe nunca perdió las esperanzas de volver a ver: “Yo le pedía al Señor que me permitiera recuperar la vista para construir mi casita y mi Dios me la dio y tocó el corazón de mucha gente que me ayudó a tener un subsidio, a hacer los trámites  para mi pensión por discapacidad y Cáritas me ayudó para que me hiciera la piecita en la que estoy vivienda hasta terminar la casa”, explica.






“Gracias a Cáritas hoy puedo estar construyendo mi nuevo hogar y gracias a Dios que me sacó adelante, me devolvió la vista y ahora estoy bien. Estoy feliz porque tengo mi hogar y tengo gente buena que conocí en el proyecto. Ahora sé que ya no tengo problemas”, expresa entusiasmado.


sábado, 18 de mayo de 2013

Historia de los protagonistas: María Luisa!


 María Luisa Tolaba tiene 55 años, vive con su marido y uno de sus tres hijos en Bahía Blanca y tiene un trabajo muy particular: cultiva diferentes variedades de cactus, que luego vende con macetas hechas artesanalmente por ella.




El emprendimiento de Luisa comenzó hace años como un hobby: “Empecé juntando cactus hasta que me di cuenta que podía producirlos yo. Con la ayuda de Cáritas accedí a créditos que me permitieron ir avanzando, comprando semillitas, tierra y todo lo necesario. Así empecé y hoy tengo mi emprendimiento con tres invernaderos. Estoy muy agradecida porque sin esa ayuda no podría haber hecho lo que hice”, expresa.


Hoy, Luisa expone su emprendimiento en La feria del lago, un espacio en el parque de la ciudad, donde los productores son los protagonistas, exhibiendo sus iniciativas en los diferentes rubros: textil, artesanías, alimentos, granja y jardinería. Cada domingo, la feria se realiza con el objetivo de mostrar que otro tipo de economía es posible.


“Estoy feliz por estar allí, es una puerta que se me abrió para dar a conocer mi trabajo, recuerdo cuando pasaba y decía yo quiero estar ahí con lo mío y hoy estoy. Es una oportunidad para dar a conocer al público otra forma de comercio, a un precio muy accesible y del productor directo al consumidor”, expresa emocionada. Diferentes variedades y tamaños de cactus y masetas artesanales se exponen cada domingo en el stand de Luisa, en La Feria del Lago.

"Apuntamos Alto. Pobreza Cero" - Reflexiones de Mons. Ojea: Presidente de Cáritas Argentina

Apuntamos Alto:
Pobreza Cero


Por Mons. Oscar Ojea
Presidente de Cáritas Argentina



La Colecta es una oportunidad para entusiasmar a muchos que, desde su lugar, pueden aportar lo propio.

“Todos estamos invitados al banquete de la vida”, decía Pablo VI. Con esta imagen somos todos iguales, todos tenemos hambre, comemos del mismo pan, nos servimos de lo mismo, todos somos hijos de Dios, necesitamos de la naturaleza y cuando comemos expresamos que somos iguales.

En la Colecta pasa lo mismo, porque todo es importante. El aporte de cada uno lo es, lo que entregamos y cómo lo damos. Aquí Pobreza Cero o Apuntamos Alto se correlaciona con la pobreza evangélica.

En el Evangelio, “pobre” es el que lo da todo, el que todo lo entrega, no sólo y no tanto el que no tiene. Entonces, es muy importante tener en cuenta en la espiritualidad de la Colecta lo que da cada uno, lo que aporta desde su lugar y respetar cada aporte es respetar su dignidad.

Apuntamos Alto. Desde el punto de vista evangélico, es: “sean perfectos como el Padre Celestial es perfecto” (cfr. Mt. 5, 48). En este texto quiere decir “sean perfectos como es perfecto el Padre”. Jesús nos pone al Padre como modelo de acabado, completo, pleno. Nos dice sea cada uno pleno, cada uno sí mismo, lleguen a ser aquello que por su vocación están llamados a ser. Eso es Apuntar Alto.

“Tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, estuve desnudo y me vistieron, preso y me vinieron a ver. ¿Y cuándo, Señor, estuviste así?” Entonces Jesús dice: “cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos más pequeños, lo hicieron conmigo.” (cfr. Mt. 25, 35-39)

Cada vez que lo hicieron o sea, en cada gesto, aunque parezca pequeño, cada uno tiene su valor. No dice “es como si lo hubieran hecho conmigo”. Cada vez que ustedes hicieron por los demás, lo hicieron conmigo”. Es como si dijera “yo lo sentí porque fue a mí a quien se lo hicieron”. Entonces, Apuntamos Alto, porque es Jesús.

Para Jesús lo mejor, lo más excelente. Para los pobres, lo mejor. Apuntamos Alto. Acá no se trata de lo que sobra, lo poco.  Es Jesús, entonces hay que ir arriba, hay que Apuntar Alto.

Con respecto a la Pobreza Cero, Jesús en el Evangelio dice: “a los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre” (Jn. 12,8) Nosotros sabemos que siempre va a haber pobres. No me detengo a analizar las causas por las que siempre va a haber pobres. Seguramente, tiene que ver con el modo humano de administrar los bienes en el mundo y sobre la historia de cómo se ha desarrollado esto de lo injusto. El pecado, las consecuencias del pecado, el pecado social.

¿Pero por qué decimos Pobreza Cero y volvemos a expresarlo? Porque pertenece al Reino. Cuando Jesús nos invita al banquete, está invitando a todos, no queda ninguno excluido. “Salgan a los caminos, inviten a todos” (cfr. Mt. 22,9). Entonces, yo estoy uniéndome al corazón de Cristo cuando expreso este deseo. Vuelvo a mirar a la realidad y digo: “bueno, pero, es una utopía, una ilusión, un sueño.

Entonces, soñemos, de verdad, aprendamos a soñar. ¿Por qué no podemos tener un banquete donde todos puedan desarrollar lo mejor de sí mismos, todo lo que cada uno tiene para aportar? Si Dios nos creó es para que cada uno pueda descubrir su riqueza, sentirse valioso y aportar todo aquello que le pueda dar a la comunidad, toda su capacidad y así encontrar su vocación y su alegría. ¿Por qué no podemos soñar que podemos todos?

“Apuntamos Alto, Pobreza Cero” también está impregnado de este sueño que tenemos que permitírnoslo. Porque si no soñamos, no nos contactamos con nuestros deseos más profundos que hay que proyectarlos hacia delante, sino vivimos siempre en el “chiquitaje”, en lo pequeño, en el tramo corto. Hagamos la experiencia de seguir adelante con este sueño de la Pobreza Cero y de este modo, Apuntamos Alto, vamos a ir año tras año sumando voluntades a la Colecta, porque creemos que entre todos podemos construir una sociedad inclusiva, justa y equitativa y así hacer realidad este sueño de la Pobreza Cero.

miércoles, 15 de mayo de 2013

LA ESPIRITUALIDAD DEL VOLUNTARIO DE CÁRITAS


El voluntario, motivado por un llamado personal en su corazón y en su conciencia, ofrece su solidaridad desde una entrega gratuita y fraterna a los demás, especialmente hacia quienes más sufren. Cada día, los voluntarios encuentran en sus comunidades muchas realidades dolorosas y difíciles, que se transforman en desafío a la hora de vivir esta vocación de servicio.




Ser voluntario no es una manera de hacer sino de vivir. No es dar sino darse a sí mismo, ofrecer su tiempo, sus capacidades, su esfuerzo, invitando a la sociedad, desde su propio testimonio personal, a tomar mayor conciencia sobre la necesidad de trabajar juntos por el bien común.

¿Cómo ser voluntario en Cáritas?

Sumarse a la misión institucional y comprometerse con Cáritas lleva tiempo, trabajo, oración y colaboración de todos quienes comparten el mismo camino.

Ya sea que uno se acerque espontáneamente o en respuesta a una invitación particular, ser voluntario significa un compromiso grande con la acción y con la reflexión, que busca transformar las tareas cotidianas en desde momentos privilegiados de conocimiento interior, tanto a nivel personal como comunitario.

Aquellos que deseen sumarse como voluntarios de Cáritas, pueden dirigirse a su parroquia más cercana para conocer la tarea que allí se realiza y ponerse al servicio del grupo de trabajo el don o talento personal que se pueda ofrecer para acompañar a quienes más lo necesitan.


"APUNTAMOS ALTO. POBREZA CERO" - SABÉS QUE ES LA COLECTA ANUAL DE CÁRITAS?



La Colecta Anual de Cáritas es una ocasión privilegiada de encuentro solidario. La comunidad cristiana sale como Iglesia al encuentro de toda la sociedad, para crear conciencia y promover el compromiso con los hermanos más pobres y excluidos de nuestro país.

La Colecta Anual es a la vez un signo y un gesto concreto. Es signo porque manifiesta la voluntad de muchas personas de promover una vida digna para todos sin distinciones. Y es gesto concreto, porque el aporte solidario permite paliar muchas urgencias, carencias y desigualdades, promoviendo la calidad de vida de muchas familias.
Este año 2013 la Colecta se realizará el sábado 8 y el domingo 9 de junio bajo el lema Pobreza Cero, que queda enfocado por el mensaje Apuntamos alto. Así Pobreza Cero es un objetivo al que “apuntamos”, que anhelamos alcanzar todos y es “alto” no sólo por su magnitud social sino también por su sentido trascendente que invita a elevar nuestra mirada.

En la provincia de La Rioja, como lo hacemos desde hace varios años, la colecta se realizará durante todo el mes de Junio! 


Otra sociedad es posible. La Colecta Anual es una invitación a solidarizarnos para transformar la realidad, de los más necesitados y de todos nosotros.




Es una oportunidad no sólo para compartir los bienes, sino también la esperanza de construir un futuro inclusivo para todos, comenzando por las acciones y el compromiso de cada uno de nosotros con el presente.